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Misiones estudia un proyecto sobre hostigamiento digital

diariodigital3rosa

Actualizado: 8 nov 2021

¿Por qué es importante esta normativa?


22 de octubre de 2021

Por Laura Ripoll





Por iniciativa de la diputada provincial Anazul Centeno, la comisión de Legislación General del Parlamento Misionero comenzará a estudiar el proyecto de ley con el que pretende modificar el Código de Faltas provincial, e incorporar una serie de sanciones bajo la denominación Identidad Digital de las Personas.


Con esta actualización, la ley XIV N°5, impondría multas para casos de difusión de imágenes íntimas sin consentimiento; y multas o días de arresto cuando se produzca suplantación de identidad u hostigamiento digital.


¿A qué se considera hostigamiento digital?

En términos generales, a un conjunto de conductas generadas por un agresor que consisten en mortificar, molestar, generar incomodidad, ansiedad o miedo a otra u otras personas. En cuanto a su periodicidad, puede realizarse de forma periódica o en forma aislada, pero que afectan el desarrollo normal en la vida de una persona. Así mismo, este hostigamiento puede realizarse a través de redes sociales, hasta utilizando imágenes de víctimas, creando así perfiles falsos, para uso de usurpación de identidad y de hostigamiento digital.


La pandemia y el aislamiento obligatorio impuso el avance en el uso de tecnologías para la comunicación y configuró o intensificó nuevas conductas antijurídicas que afectan y menoscaban terriblemente la identidad de las personas y por ello es necesaria una revisión integral del cuerpo normativo que permita abordar estos temas. “Pretendemos adecuarnos a los tiempos que corren e incorporar al Código de Faltas de la provincia de Misiones como una contravención estos actos que atentan contra la identidad digital de las personas; tanto adultos como menores de edad sufren este tipo de vulneraciones y se ven en la difícil situación de no encontrar herramientas para poner fin y sancionar esta conducta”, argumentó la diputada Centeno.


En cuanto a los montos para dichas sanciones, se propone una multa del 25 al 35 por ciento del sueldo establecido de un juez de Paz de primera categoría, y de 5 a 15 días de arresto a quien intimide u hostigue a otro mediante el uso de cualquier medio digital, siempre que el hecho no constituya delito.


Las penas se endurecerían cuando la víctima fuera menor de 18 años, mayor de 70 años, o con discapacidad; cuando la contravención se cometa con el concurso de dos o más personas; por el/la jefe, promotor u organizador de un evento o su representante artístico; por el/la cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja; entre otros agravantes.


Las cifras que establece este proyecto de ley, muestran claramente que la divulgación de imágenes íntimas es también una cuestión de género; argumentando que “el cuerpo de mujeres y niñas es objeto de consumo, sexualizado hasta el hartazgo y es por ello que son quienes sufren mayormente este tipo de ataques a su privacidad”.


La sanción recaerá –de alcanzar el consenso del pleno de la Cámara de Diputados de la provincia de Misiones- sobre quien difunda, publique, distribuya, facilite, ceda o entregue a terceros imágenes, grabaciones o filmaciones de carácter íntimo sin el consentimiento de la persona; y a través de cualquier tipo de comunicación electrónica, de transmisión de datos, páginas web y/o a través de cualquier otro medio de comunicación, siempre que el hecho no constituya delito.


Cabe resaltar que, en misiones existe la Asociación de la Lucha contra el Cibercrimen, un grupo de profesionales como abogados, psicólogos y peritos que se ocupan de abordar la problemática del grooming, ciberbullying y escraches digitales. Y desde la policía misionera, también se creo en el 2008 la División de Delitos Informáticos y la de Cibercrimen desde el 2015, integrada por 18 técnicos que trabajan 24 horas llevando adelante investigaciones de esta clase de delitos cibernéticos.


Clic para ver el video “Tipos de violencia digital” de Cultura UNAM

Link: https://www.youtube.com/watch?v=j3z7mimyPp8


Otros datos de interés


Según ARGENTINA INVESTIGA: El ciberbullyng, una problemática que creció durante la cuarentena

El incremento de permanencia frente a las pantallas, consecuencia del aislamiento decretado por la pandemia, provocó a su vez un aumento de casos de hostigamiento de modo virtual. Un grupo de especialistas de UFLO Universidad propone claves para identificar y prevenir este fenómeno.

Una de las particularidades del ciberbulling es que el hostigador puede no reconocerse como tal. Atento a detalles como este, el especialista en este fenómeno, psicólogo y docente de UFLO Universidad, Flavio Calvo, encabeza una investigación que establece cómo el aumento de permanencia online durante la cuarentena es proporcional al incremento del ciberacoso. El estudio está basado en una muestra de 1600 argentinos mayores de 18 años, en la que se busca identificar, a través de un cuestionario, tres roles definidos: hostigador, víctima y testigo.

“A partir del aislamiento, un 72,5% de encuestados comenzó a trabajar o a estudiar online. Antes, el promedio frente a la máquina era de una a tres horas, como máximo seis, y luego pasó a diez horas. Esto hizo que el bullying se adapte, por decirlo así, porque todo lo que era tradicional tomó la modalidad de ciberbullying. Al comienzo de la cuarentena, según datos de la Policía Federal, aumentó un 40% el ciberbullying, el grooming y demás delitos relacionados con menores, expresó Calvo.

En general se asocia al bullying con ámbitos escolares, por ende, con menores de edad. Pero en el ciberacoso no parece haber distinción etaria. ¿Es así? Justamente, la característica que tiene el ciberbullyng es que excede en un montón de aspectos al bullying tradicional, donde se puede molestar a un compañero en un ámbito de 20, 30 o 40 personas como mucho. En cambio, en el ciberbullyng si una imagen se viralizó la ven millones de personas. Y también lo trasciende en la edad de las personas que lo practican, de hecho la investigación la hacemos en base a adultos. Dentro de la cantidad de personas que encuestamos, un 72% pasó por al menos una instancia de ciberacoso como víctima y más del 75% vivió una instancia como testigo.

Por ejemplo, antes no se hablaba del zoombonbing, que es esta modalidad de meterse en encuentros por Zoom y exponer pornografía o tomar el host en una clase y provocar a los alumnos. Por eso se pide guardar ciertas pautas para poder hacer una reunión: que se mande la invitación, que las personas confirmen su asistencia. Porque si no, una vez que el hostigador entró, hace estragos.

–Debe ser difícil que alguien se defina como acosador.

En el caso del ciberbulling, a diferencia del bullying tradicional, el hostigador no tiene tanta conciencia de su rol. A veces, por ejemplo con esto de la pornovenganza, o de mandar a los seguidores a escrachar a alguien, por ahí en su cabeza se ponen en lugar de justicieros más que de hostigadores. Por otro lado, en el bullying tradicional yo puedo estar frente a la otra persona y ver sus reacciones, si se pone triste o se enoja, y ahí puedo frenar, tener empatía. Pero en el ciberbullying no se tiene feedback, entonces yo puedo estar hostigando a una persona de manera extrema y continúo sin tener conciencia de lo que estoy haciendo. Entonces, en nuestra encuesta, a diferencia de la de las otras situaciones, no es tan alto el porcentaje que se adjudica el rol de hostigador.

–¿De qué manera podría frenarse esta problemática? Esto es 99% prevención. Una vez que se desató una situación de ciberbullying es muy difícil volver atrás, porque si una imagen negativa de alguien se hace viral es imposible borrar los millones de mensajes que la reprodujeron. Entonces, en primer lugar, prevención y dentro de esto, promoción de conductas saludables como, por ejemplo, hablar. El silencio es el mejor amigo del bullying y del ciberbullying, porque mientras las situaciones se mantengan ocultas a la vista de los demás van creciendo como una levadura. Ahora, cuando alguien se anima a romper el silencio cuando estas situaciones se ponen de manifiesto, puede encontrarse una solución. Cuando con nuestro equipo damos talleres en escuelas una de las preguntas que solemos hacer es: “Si ves o vivís alguna situación de bullying, ¿con qué familiar, compañero o persona de la escuela podrías hablarlo?” Así pueden fomentarse conductas que rompan con el silencio y que permitan que la persona, ya sea alguien que está sufriendo bullying o alguien que es testigo, pueda expresarlo.









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